El municipio de Larrasoaña es una calle larga que ve pasar el río Arga. Hay pocos adultos, menos niños y escasos perros. Un mini mercado tiene más banderas que jabones y parece que la gente está más preocupada por el autobús hacia Pamplona que por los viajeros que pasan; pero es la confirmación del camino para los peregrinos.

A diferencia del camino que llega a Roncesvalles, que es casi un premio, el de Larrasoaña es un diploma. Aquí hay más perseverancia que esfuerzo; aquí hay más peregrino que viajero. Y España comienza a verse tal como es...

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